¿Quién recuerda hoy a Diego San
José? En este tiempo de canon inviolable, de famas prêt-à-porter, de escritores
encumbrados artificialmente, y cuando a menudo nuestras celebridades literarias
se asemejan más a modelos de pasarela que a creadores de poso riguroso, en
medio de falsedades en las cifras de las tiradas y mientras los ganadores de
grandes premios se conocen de antemano, Diego San José resulta un extraño, y no
tanto porque murió hace más de medio siglo y nuestro país es amnésico sobre
todo en el ámbito de la cultura, sino porque su tiempo fue distinto. Conoció
una vida literaria vocacional, intensa y auténtica. Si hubiera vivido en
nuestros días se hubiese muerto de asco, él que padeció tanto.