Hace pocos días intervine en el acto de
presentación de Bártulos Editorial, un nuevo sello editor de pálpito original y
ambición renovadora. En el mismo acto presenté “Un cadáver en su tinta”, la segunda
novela de Gonzalo Manglano, autor sobre el que los lectores habituales de este
blog ya conocen lo que opino. Escribí sobre su primera novela “Crónicas de
humo”. Entre una y otra novela Manglano creó algunas más pero permanecen inéditas.
“Un cadáver en su tinta” inaugura la nueva editorial.
La palabra castellana “bártulos” procede
de una deformación del nombre de Bártolo de Sassoferrato, una referencia en la
historia del Derecho, uno de los juristas más eminentes de todos los tiempos,
autor de las bases de la cultura jurídica europea. Fue profesor en Pisa y en
Perusa, consejero de Carlos IV de Luxemburgo, y creó la “escuela de los
comentaristas”. Tras su muerte se repitió el dicho “nemo bonus iuriste, nisi
sit bartolista” (nadie es buen jurista si no es bartolista). Sus discípulos se
trasladaban de una clase a otra acarreando los voluminosos tratados jurídicos
de Bártolo. “No olvides los “bártolos”, se decían. Y de ahí se llegó a la
palabra “bártulos” que es el nombre elegido por la nueva editorial que compagina
las ediciones en internet con las clásicas en papel. Los márgenes de los tratados
jurídicos de Bártolo estaban llenos de comentarios de sus discípulos, y en los
márgenes de “Un cadáver en su tinta” se reserva un espacio para “notas del
lector”.