domingo, 10 de agosto de 2014

Primera aproximación a Josep Pla

Me propongo dedicar algunas entradas del blog a mi admirado Josep Pla, probablemente el escritor más significado  de la literatura catalana del siglo XX, cuya obra está traducida enteramente al castellano, cuando no escrita inicialmente en este idioma. Es conocida la consideración de que Jorge Luis Borges no es sólo un escritor sino que él mismo es toda una literatura. Podríamos pensar algo parecido del escritor ampurdanés sin apurar las coincidencias entre los dos personajes y sus obras que son inexistentes. Podríamos considerar a Pla  “toda una literatura” no sólo por las treinta mil páginas que conforman los cuarenta y cinco volúmenes de sus “Obras Completas”,  sino porque Pla permanece y vence al tiempo y porque su vida misma se hizo literatura, sigue siendo literatura y él cada día vivía en escritor del amanecer al ocaso.
 
Desde sus primeros trabajos en “Las Noticias”, humildes gacetillas, a sus obras más cuajadas -pienso en “Viaje a Cataluña”, en “Coses vistes”, en “Viaje en autobús”, en “Un señor de Barcelona” y, cómo no, en “El cuaderno gris”, que además de obra madura y joven al tiempo es el pespunte de sus días- Pla  hace de su vida literatura y de su literatura vida. Escribe: “Yo he vivido muy poco. He vivido la literatura. La vida es más complicada que la literatura”.

miércoles, 9 de julio de 2014

Bártulos Editorial y nueva novela de Gonzalo Manglano

Hace pocos días intervine en el acto de presentación de Bártulos Editorial, un nuevo sello editor de pálpito original y ambición renovadora. En el mismo acto presenté “Un cadáver en su tinta”, la segunda novela de Gonzalo Manglano, autor sobre el que los lectores habituales de este blog ya conocen lo que opino. Escribí sobre su primera novela “Crónicas de humo”. Entre una y otra novela Manglano creó algunas más pero permanecen inéditas. “Un cadáver en su tinta” inaugura la nueva editorial. 
 
La palabra castellana “bártulos” procede de una deformación del nombre de Bártolo de Sassoferrato, una referencia en la historia del Derecho, uno de los juristas más eminentes de todos los tiempos, autor de las bases de la cultura jurídica europea. Fue profesor en Pisa y en Perusa, consejero de Carlos IV de Luxemburgo, y creó la “escuela de los comentaristas”. Tras su muerte se repitió el dicho “nemo bonus iuriste, nisi sit bartolista” (nadie es buen jurista si no es bartolista). Sus discípulos se trasladaban de una clase a otra acarreando los voluminosos tratados jurídicos de Bártolo. “No olvides los “bártolos”, se decían. Y de ahí se llegó a la palabra “bártulos” que es el nombre elegido por la nueva editorial que compagina las ediciones en internet con las clásicas en papel. Los márgenes de los tratados jurídicos de Bártolo estaban llenos de comentarios de sus discípulos, y en los márgenes de “Un cadáver en su tinta” se reserva un espacio para “notas del lector”.

domingo, 29 de junio de 2014

Baroja, historiador y biógrafo

Pío Baroja es una de mis sostenidas admiraciones literarias. No descubro un mediterráneo si lo considero una de las cumbres de la novela española. Junto a Galdós, con el que poco tiene que ver pero más de lo que los dos hubieran deseado si en su día se les hubiese preguntado por sus afinidades, Baroja es otra de nuestras frustraciones en el Premio Nobel. Como en el caso de Galdós, en España se movieron en su día detractores y partidarios de que don Pío recibiese el Nobel. En Suecia se hicieron los suecos.
 
España, cuna de Cervantes, el creador de la novela moderna, no vio premiado con el Nobel a un novelista hasta que en 1989 lo recibió Camilo José Cela, admirador confeso de Baroja. Hemingway, otro ilustre barojiano, declaró al recibir el Nobel en 1954 que don Pío se lo merecía más que él. Otro escritor norteamericano que proclamó su admiración por Baroja fue John Dos Passos. Don Pío murió el 30 de octubre de 1956 y, entre otros amigos, llevaron su ataúd a hombros Hemingway y Cela.

domingo, 15 de junio de 2014

Mis recuerdos literarios de Juan Carlos I. Un anecdotario

Dentro de pocos días, en la tarde del 18 de junio, Juan Carlos I sancionará en el Palacio Real la Ley Orgánica que recoge su abdicación, de acuerdo con el artículo 57.5 de la Constitución Española. Inmediatamente surtirá efectos jurídicos al publicarse en el Boletín Oficial del Estado el día 19. Ese mismo día Felipe VI  será proclamado Rey ante las Cortes Españolas, en reunión conjunta del Congreso de los Diputados y el Senado. La normalidad constitucional es impecable.
 
En estas vísperas del que sin duda es un acontecimiento histórico he recordado mis encuentros con el Rey Don Juan Carlos, precisamente los que pueden considerarse literarios. que son los que corresponde mencionar en este blog de literatura.

viernes, 30 de mayo de 2014

El escritor y su pequeño mundo: de Goethe a Hemingway

A menudo me he preguntado qué imán atrae al  creador literario hacia un determinado espacio desde el que, como un observatorio, alza su visión del mundo que no otra cosa es un libro. Ese rincón es su pequeño mundo, su isla, y el  escritor, su único habitante, el Robinson Crusoe que va dotándose de lo necesario para que subsista y crezca su creación.
 
A veces el encuentro de ese lugar ideal se produce tardíamente y el escritor llega a él con su obra ya madura, pero en  buena medida ese nuevo espacio, ese hallazgo, se reflejará ya en su producción. En otros casos el descubrimiento es precoz y toda su creación, ese árbol que crece y puede suponer el reconocimiento literario, se desarrolla en la magia de ese paisaje personal que el escritor ha reconocido y ha hecho suyo para siempre.

jueves, 15 de mayo de 2014

Tras las huellas de Quevedo y sus vecinos del Madrid del Siglo de Oro

Regreso de las tierras manchegas de don Francisco de Quevedo. He visitado su Señorío de la Torre de Juan Abad donde escribió y vivió sus últimos años, tiempo de achaques y decepciones, en un caserón que se conserva, y he recorrido Villanueva de los Infantes, en cuyo convento dominico murió el 8 de septiembre de 1645 en una celda que sobrecoge a cualquier escritor. Está enterrado en la cripta de la iglesia de San Andrés; sus restos se perdieron pero fueron localizados e identificados en 2007. Villanueva de los Infantes parece que es el “lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme” del inicio del Quijote, y allí pasó unos días Don Quijote y su escudero Sancho en la casa-palacio del Caballero del Verde Gabán, don Diego de Miranda, que se conserva tal cual la conoció el ingenioso hidalgo. Ese hospedaje y sus conversaciones con el Caballero y con su hijo los recoge Cervantes en el capítulo XVI de la segunda parte del Quijote
 
Quevedo nació en Madrid en 1580 y residió algún tiempo en un barrio madrileño de solera literaria. Vivió frente al convento de las Trinitarias Descalzas en la esquina de las calles dedicadas actualmente al propio Quevedo y a Lope de Vega. En el convento de las Trinitarias  profesaron como monjas Isabel, hija de Cervantes, y Marcela, hija de Lope que llegó a ser  Priora. En la cripta conventual fue enterrado Cervantes, que vivió en la calle León, esquina a la de Francos, y en las calles Magdalena, Duque de Alba y Huertas. Cerca de su casa de la calle Magdalena estaba la del tipógrafo Cuesta, impresor del Quijote, y la del librero Robles, distribuidor de la inmortal obra.

jueves, 24 de abril de 2014

Literatura y erotismo (y V): Tríptico poético al desnudo

En la segunda entrega de “Literatura y erotismo” anuncié que la serie se cerraría con una breve -mejor: brevísima- muestra de mi poesía erótica. He escrito pocos poemas que puedan considerarse directamente eróticos; sí algunas páginas en prosa que no desentonarían en el género; en su momento me sorprendió que un capítulo de mi única novela -“Memoria secreta del Hermano Leviatán”, de 1988-  fuese publicado en la revista “Interviu” con sugerentes ilustraciones de desnudos; Plaza & Janés, editora de la novela,  debió moverse para conseguirlo. No descarto publicar más adelante en este blog un relato erótico de una colección que preparo. Ya nos dejó dicho Mallarmé, y creo que lo recordé ya en otro post,  que “todo en el mundo existe para acabar convirtiéndose en un libro”. Los tres poemas que incluyo son inéditos y diferentes en sus formulaciones y formas estróficas: “La gallina ciega” de rima asonante, el soneto heptasílabo “Concierto”, y “Antropofagia” en verso libre. Espero que a los pacientes lectores de la serie “Literatura y erotismo” les entretenga este tríptico poético que no es otra cosa que un juego. Al fin y al cabo la poesía es un hermoso, desnudo, simbólico y emocional juego de espejos.

lunes, 7 de abril de 2014

Literatura y erotismo (IV). Las tediosas sombras de Grey

La trilogía iniciada con “Cincuenta sombras de Grey” (2011), de la británica Erika Leonard, de soltera Erika Mitchell, que utiliza el seudónimo de E.L. James, se ha convertido en el último gran éxito de ventas de la literatura erótica. La edición española del primer libro de la saga se puso a la venta en junio de 2012 y los dos siguientes -“Cincuenta sombras más oscuras” y “Cincuenta sombras liberadas”- un mes después. La trilogía ha vendido más de treinta millones de ejemplares y sus derechos se han comercializado en cuarenta países, consiguiendo un éxito superior al de las series “Crepúsculo” y “Harry Potter”, encabezando las listas de best seller en todos los países  en que se ha editado.
 
“Cincuenta sombras de Grey” fue desarrollada a partir de la fórmula fanfiction. El término (literalmente ficción de fans) hace referencia a relatos escritos por seguidores de una obra literaria, de una película, de un programa de televisión, de un videojuego… En esta fórmula se utilizan personajes, situaciones y ambientes tomados de la historia original además de los creados por el autor de la fanfiction, otorgándoles nuevos papeles. James inició lo que habría de ser su trilogía con una fanfiction publicada en su web con el título de “Amo del Universo”, basada en la saga “Crepúsculo”, la exitosa serie de Stephenie Meyer, utilizando los personajes creados por la escritora estadounidense,  hasta que se produjo el rechazo de un sector de lectores por la unión de un material considerado pornográfico con “Crepúsculo”. James cambió los nombres de los protagonistas dando vida literaria a Christian  Grey y Anastasia Steele y con ellos a  “Cincuenta sombras de Grey”, lanzado inicialmente como libro electrónico y edición en papel bajo demanda.

sábado, 15 de marzo de 2014

Literatura y erotismo (III). La escandalosa Anaïs Nin

Anaïs Nin es la primera mujer occidental que escribe y publica literatura erótica. Su vida llena tres cuartas partes del siglo XX.  Nació en 1903 y murió en 1977. En ese paréntesis se enmarcan los aconteceres de una vida que en su momento rodearon su nombre de escándalo en una sociedad hipócrita, y se alienta una obra no menos escandalosa. Su verdadero nombre era Ángela Anaïs Juana Antolina Rosa Edelmira Nin, nacida en Neuilly-sur-Seine, Francia, hija de padres cubano-españoles que tomó la nacionalidad estadounidense y vivió y trabajó en París, Nueva York y Los Ángeles.
 
Tomó tempranamente la decisión de ser escritora, a los once años, cuando su padre abandonó a la familia. Padre e hija no se volverían a encontrar hasta veinte años después. Es en aquel grave choque emocional de la abrupta ausencia voluntaria del padre cuando comienza a escribir sus célebres “Diarios” que continuaría escribiendo durante décadas y en cuyas páginas nos cuenta tanto su vida, con detalles no pocas veces escandalosos, como las circunstancias del tiempo que le tocó vivir. Se casó  a los 19 años en La Habana con el banquero Hugh Guiler  con el que se trasladó a París y luego a  Nueva York y a Los Ángeles, pero pronto se sintió aburrida de una vida cómoda, leyó a D.H, Lawrence que tanto le influyó, y se dedicó a escribir como profesión.

domingo, 2 de marzo de 2014

Literatura y erotismo (II). D.H. Lawrence y "El amante de Lady Chatterley"

Podría haber elegido otros autores y títulos representativos para tratar en las sucesivas partes de “Literatura y erotismo” de los muchos que se citan en la primera, pero me quedo con éstos por los motivos que explicaré: “El amante de Lady Chatterley”, de D. H. Lawrence, “Diarios”, “Delta de Venus” y “Pájaros de fuego”, de Anaïs Nin, y “Cincuenta sombras de Grey”, de E. L. James. Dedicaré la entrega final a una breve muestra de mi poesía erótica. En esta segunda parte me refiero a la celebrada obra de D. H. Lawrence.

“El amante de Lady Chatterley” se publicó en Florencia en 1928 y no se imprimió en el Reino Unido hasta 1960. Treinta y dos años de sombra. La obra muestra un ambiente rural marcado por la industrialización, en este caso de la minería del carbón, que vive las consecuencias de la primera guerra mundial. Su protagonista se mueve en el contraste entre el instinto y la razón, lo espontáneo y lo convencional. El sexo es una forma de ejercicio de libertad, de conocimiento directo y real, cuando la mujer europea de los años veinte se abría a nuevas costumbres que incluían una creciente liberación en las prácticas sexuales. La novela produjo un gran escándalo y fue prohibida durante un largo periodo de tiempo, aunque fue bien recibida por autores relevantes como Bertrand Russell y Aldous Huxley.  La leyenda asegura que esta obra emblemática de Lawrence se persiguió por sus descripciones explícitas de sexo pero, además, se unieron más motivos, aunque comúnmente no han recibido la debida atención.  

viernes, 21 de febrero de 2014

Literatura y erotismo (I)

Desde el Antiguo Egipto, con los papiros de Turín y de Leide, a la trilogía “Cincuenta sombras de Grey”, de 2011, la literatura erótica ha seguido un camino paralelo a las costumbres más o menos permisivas de cada tiempo. Se confunde con la pornografía cuando el relato resulta muy explícito. Lo erótico exalta el placer desde la belleza, la sensibilidad y debe presumírsele calidad literaria; lo pornográfico se apunta a la obscenidad, devalúa la relación de los cuerpos, y a menudo resulta sucio, además de que comúnmente su calidad es más que dudosa. Cada época ha tenido sus maestros eróticos en prosa, en verso y en el memorialismo. Ha habido referencias eróticas en grandes obras literarias fuera del género, como en el Quijote cervantino o en “Ulises” de Joyce.
 
En Grecia, 400 años antes de Cristo, Aristófanes lleva al teatro su Lisístrata, un siglo después Sotades escribe los poemas obscenos que le llevan a la cárcel, y en el siglo siguiente Luciano compone “Los diálogos de Cortesanas”, considerado el primer libro pornográfico. En Roma entre el siglo II antes de Cristo y el siglo I aparecen los Priapeos o Priapeya, poemas dedicados al dios Príapo, y poemas de Marcial, Juvenal y Horacio, entre otros, además de “El arte de amar”, de Ovidio y “El Satiricón”, de Petronio.

domingo, 9 de febrero de 2014

Del español y el castellano

Camilo José Cela me favoreció con su amistad desde que yo era un jovencito. Llegué a su casa madrileña de la calle de Ríos Rosas una mañana de julio de 1963, con sólo 19 insolentes años recién cumplidos, para hacerle una entrevista; había concertado la cita José García Nieto que era algo así como mi padrino poético y el responsable de que aquel año apareciese mi primer libro de versos. Perdono su insistencia, aunque acaso no debería, ahormada en el consejo taurino que me regaló: “O te lanzas al ruedo aunque tengas pánico, o nunca lo harás”. Es un libro de tanteo que no figura representado en mis antologías.
 
Lo he contado alguna vez. Cela me recibió en calzoncillos, despeinado y con un cigarrillo moribundo entre los dedos. Al poco de yo llegar desapareció del salón dejándome al cuidado de un cerro de folios mecanografiados. “Vete corrigiendo las erratas, muchacho -me dijo-; voy al baño”.  Creo que el libro era “Izas, rabizas y colipoterras”. Luego hablamos hasta la hora de comer; Cela había quedado con García Nieto que era su compadre y que, andando el tiempo, sería académico y recibiría el Premio Cervantes en 1996, un año después que él. “Vente a comer, Pepe se alegrará”. En aquel encuentro nacieron no sólo la amistad y la entrevista; también una lección de periodismo que la experiencia confirmaría y que ya he contado por ahí: la entrevista la cobra el entrevistador y la salva el entrevistado. Ahora los entrevistadores buscan un protagonismo impropio: interrumpen, opinan, se empeñan en que conozcamos lo que ellos piensan o creen cuando lo que nos interesa es lo que opina el entrevistado. Lo que permanece inalterable es que los entrevistadores cobran la entrevista, y el entrevistado la convierte en un acierto o en un pestiño.

domingo, 2 de febrero de 2014

En la muerte de dos poetas: José Emilio Pacheco y Félix Grande

Al finalizar enero, en menos de una semana, se nos fueron dos poetas de cuerpo y alma enteros, unidos -que no separados- por el océano. El mexicano José Emilio Pacheco y el español Félix Grande. Conocí a los dos; cortamente a Pacheco y largamente a Grande. Pacheco es una de las voces más vivas, originales y completas de la poesía iberoamericana, y Grande es un poeta personal, alejado de las modas, de palabra precisa y honda.

Mi primer encuentro con José Emilio Pacheco se produjo cuando ambos fuimos ponentes en uno de los Cursos de Verano que la Universidad Complutense  organizaba en Aguadulce, Almería, creo que en 1990. Aparte de lo que hablamos durante las jornadas del curso, una incidencia en el regreso a Madrid me permitió gozar de su conversación durante horas; suspendido el vuelo, los organizadores decidieron disponer un coche para nuestro viaje, perentorio ya pues Pacheco tenía billete cerrado para México. Desde Almería fuimos directamente a dejarlo en Barajas.

sábado, 25 de enero de 2014

Bibliófilos, bibliómanos y bibliopiratas

Los bibliófilos pueden caer en la tentación de convertirse en bibliómanos o en bibliopiratas desde ese fetichismo más o menos asumido de todo coleccionista. No es inoportuno dedicar un post a la bibliomanía. No pocas veces la búsqueda de ejemplares singulares ha llevado al robo y, al menos en la leyenda, al asesinato.
 
La historia anota célebres robos de libros y documentos. El bibliófilo Francisco de Mendoza nos recuerda dos. El primer mapa en el que aparece representada América lo realizó Juan de la Cosa y lo entregó a la reina Isabel la Católica en 1500. Las tropas napoleónicas lo robaron de la Casa de Contratación de Sevilla, y en 1832 fue vendido en una almoneda parisina. Al fallecer en 1854 su comprador, un diplomático holandés, fue adquirido en subasta por el Gobierno español y desde entonces se conserva en el Museo Naval de Madrid. Otro caso arquetípico de robo es el del “Cancionero de Baena”. Se encontraba en la Biblioteca Real en 1820, trasladado desde la biblioteca del monasterio de El Escorial. Desapareció y reapareció en 1824, ofrecido en una subasta en Londres. Lo compró el famoso bibliófilo Richard Heber, y a su muerte fue de nuevo subastado en 1836. Adquirido por la Biblioteca Nacional de Francia, está allí desde entonces.
 

lunes, 13 de enero de 2014

El Saddam Hussein que conocí y un poema final

En el subtítulo del blog se anuncian sus contenidos: “poemas”, “fragmentos de memorias” y “notas de lecturas”. Este post responde a los dos primeros anuncios: es un fragmento de mi memoria y concluye con un poema nacido del hecho que se relata.

Josep Pla, una de las cumbres del memorialismo, del periodismo y de la literatura en catalán y castellano en el siglo XX, vertió en su ingente obra inteligentes opiniones sobre el oficio de periodista, cuando éste alcanza altura y no se queda en mero reflejo chato y vulgar o en  manipulación consciente o inconsciente. De entre todos esos  juicios hay uno que viene bien a la ocasión: “El periodismo abre un campo vastísimo a la observación y provoca contactos humanos muy variados, a veces lleno de interés”. Mi amplio ejercicio periodístico por esos mundos me ha permitido vivir en primera persona esa afirmación del escritor ampurdanés. Uno de esos contactos humanos lleno de interés lo protagonizó mi larga conversación con Saddam Hussein, en el Bagdad de finales de 1973, muchos años antes de que este hombre, considerado ya entonces como un halcón de la política árabe, se convirtiese en personificación de lo que Washington consideró “eje del mal”.

miércoles, 1 de enero de 2014

Foxá o el ingenio al vitriolo

Agustín de Foxá, “conde de lo mismo” como él solía decir, y diplomático de carrera, representa un caso curioso dentro de aquella generación de escritores partida en dos por la guerra civil. Figura entre los ganadores de la guerra, aunque no combatió en ella, y a él se debe la más interesante novela sobre la contienda desde la perspectiva de los sublevados: “Madrid de Corte a checa”, reeditada una y otra vez hasta nuestros días. Como poeta su obra sufre altibajos y resulta desaliñada y presurosa, con la excepción de su producción dramática en verso en la que destaca “Cui-Ping-Sing”, una delicia de temperatura poética, y menos “Baile en Capitanía”. Pero acaso lo mejor de la obra de Foxá se publicó en los periódicos; fue un genial articulista y un minucioso -aunque ocasional- corresponsal en la segunda guerra mundial, de modo que cuando fue elegido para ocupar un sillón en la Real Academia Española él mismo no dudó en atribuir la elección a su producción periodística.

Foxá desbordó de ingenio el tiempo que le tocó vivir. Le perdía hacer frases ocurrentes, rápidas y demoledoras. Es su obra no recogida en libro alguno. Permaneció sólo en la memoria de quienes tuvieron la fortuna de ser testigos y la transmitieron a sus contemporáneos. Algunas de esas muestras de su ingenio le crearon problemas en un tiempo monolítico en el que en las alturas se encajaba malamente la ironía sobre asuntos políticos.